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Patek philippe
El Cronómetro y Patek Philippe. Villa Luisa. Sevilla. 2017

El Cronómetro se siente orgulloso de poder ser distribuidor oficial de una marca tan admirada con la que comparte valores y similitudes

Su estrecha y buena colaboración a lo largo de todo esto tiempo, además de su espléndida acogida en su tienda principal de Sevilla en la calle Sierpes, 19, ha hecho posible que en nuestros días los lazos que unen a la marca con El Cronómetro se hayan fortalecido desde hace más de medio siglo, presentando sus nuevas colecciones en distinguidos y exclusivos eventos.

Ambas marcas son familiares, y además del amor por la relojería, cuentan con una amplia experiencia trasmitida de generación en generación. Con un saber hacer excepcional, Patek Philippe ha desarrollado siempre una tradición por la innovación, llegando incluso a contar con más de 100 patentes registradas. Algo de lo que El Cronómetro sabe, pues la firma sevillana representa en cada una de sus joyas el “Savoire Faire” ancestral con el que es capaz de innovar en sus técnicas y diseños.

Comprometidos a una estrategia a largo plazo, Patek Philippe desea perpetuar el liderazgo tecnológico, y así elevar cada vez más la calidad y la fiabilidad de sus relojes

Esta perfección en sus relojes, y el talento existente en su manufactura, hace que goce de una reputación y prestigio inigualables a nivel mundial. Para El Cronómetro, este punto es clave, ya que la excelencia en sus productos, el servicio y la exclusividad la hacen ser un referente en el sector de la relojería a nivel internacional y muy popular en el mercado español.

Con el fin de poder ofrecer un servicio acorde con su reputación y con las exigentes normas del Sello Patek Philippe, la manufactura estima como su responsabilidad garantizar un servicio postventa del más alto nivel. Punto que El Cronómetro tiene presente en su día a día, y apoya incondicionalmente, ya que cuidar y mantener el reloj del cliente es un factor fundamental para conseguir el éxito.

Patek philippe
El Cronómetro y Patek Philippe. Villa Luisa. Sevilla. 2017

Cuando se cita el nombre de Patek Philippe inmediatamente nos vienen a la mente calificativos como clásico, conservador, ajeno a modas, discreción, tradición…. Todos ellos son ciertos, pero sería un error asociarlos con inmovilismo. Desde su fundación en 1839 Patek Philippe no ha cesado de innovar y de evolucionar sus relojes y además, como empresa, destaca su capacidad de adaptación a los tiempos e incluso de adelantarse a ellos.

Si algo define a Antoine Norbert de Patek, a Jean Adrien Philippe y a todas las generaciones de la familia Stern desde que tomaron los mandos de la legendaria firma ginebrina, ha sido su visión del presente y especialmente del futuro. El gran reto que han tenido que afrontar todos los presidentes de Patek a lo largo de su dilatada historia ha sido conjugar dos cualidades tan aparentemente contrapuestas como tradición y modernidad.

Los tiempos cambian y con ellos lo hacen aspectos tan fundamentales para una empresa como son la sociedad, la economía y la comunicación. Hoy en día, en el siglo XXI, esta evolución ha llegado a tal aceleración que los cambios se suceden de forma vertiginosa.

Este es el gran reto al que se enfrenta Thierry Stern, actual presidente de Patek Philippe; adaptarse y adelantarse a las nuevas circunstancias sin perder por el camino todos los factores irrenunciables que han formado parte de los genes de Patek durante casi dos siglos. Para cualquier observador que haya seguido a Patek Philippe durante las últimas décadas los cambios que ha introducido Thierry Stern son evidentes y pueden concentrarse en tres pilares.

Globalidad y Visibilidad 

Probablemente, si una característica define los tiempos actuales es la globalidad. Ya nada es local. Gracias a los nuevos métodos de comunicación, lo que ocurre en la otra punta del mundo nos resulta tan cercano como lo que acontece en nuestro vecindario. La nueva dirección de Patek Philippe ha comprendido este fenómeno y ha emprendido una serie de acciones determinantes para optimizar la comunicación de su marca de forma global, pero, y ello es de suma importancia, sin dejar de lado las características propias de cada mercado.

Lo más visible y destacable son los grandes eventos que Patek Philippe ha organizado en los años más recientes. No se trata de eventos diseñados para que personajes famosos y mediáticos publiciten los relojes. Patek philippe siempre ha huido de este método habitual en el sector. Para Patek lo más importante son sus clientes y estos valoran por encima de todo factores como el prestigio, la calidad y también la cercanía.

Precisamente la cercanía con sus clientes es lo que ha priorizado Patek con los impresionantes eventos que ha celebrado bajo el apelativo de “The Art of Watches Grand Exhibition”. Primero fue Dubai en el 2012, a la que siguieron Munich, Londres y finalmente Nueva York en el 2017. Esta exhibición traslada de forma increíble y realista su Manufactura, su Museo y sus Salones ginebrinos a cada ciudad donde se celebra el evento. Pero no solo traslada el ambiente y el decorado, también están presentes los relojeros y artesanos que dan vida a sus relojes. Ante la imposibilidad logística de que todos los clientes de Patek puedan visitar sus instalaciones ginebrinas, este es método perfecto para que puedan vivirlas y el único que permite apreciar en su auténtica medida todo lo que hay detrás de un reloj Patek Philippe.

En la misma línea, Patek Philippe celebró en el año 2012, en sus Salones de Ginebra, una exhibición bajo el nombre de “Rare Handcrafts Exhibition”, un evento que se ha repetido en el año 2018. Su finalidad es que los clientes puedan vivir en directo las increíbles habilidades de los artesanos miniaturistas que realizan el esmalte, el guilloché, el grabado y la marquetería en sus relojes más artísticos. Además de mostrar sus habilidades, con ello se transmite la valiosa labor que siempre ha realizado Patek Philippe por mantener estos oficios artísticos, que en ocasiones han estado en vías de desaparición.

Comunicación y nuevas tecnologías 

nternet es uno de los fenómenos que más ha incidido en nuestra sociedad actual. Thierry Stern es muy consciente de ello y lo demuestra con las continuas actualizaciones y revisiones que se han efectuado en la página web de Patek Philippe. La más reciente, estrenada en octubre del 2017, implica un total rediseño, tanto a nivel estético como funcional de la página. Se puede afirmar que es la mejor página web del sector y ofrece al aficionado a la relojería y al apasionado de Patek Philippe toda la información imaginable sobre sus relojes, su historia, su servicio y en definitiva, todo lo que forma parte del ADN de Patek.

Una vez más, el referente “clásico” de la Alta Relojería, lo es también en los métodos más actuales de comunicación. Esta comunicación digital no se limita a la página web oficial de la marca ya que Patek Philippe también es una de las firmas que más invierte en publicidad digital.

Optimización del diseño y la búsqueda del cliente joven 

A lo largo de su historia, Patek Philippe nunca ha cesado de innovar en la tecnología relojera. Muestra evidente de ello son las numerosas patentes que ha obtenido y el vanguardista departamento “Advanced Research” que no cesa de investigar nuevos métodos para optimizar el funcionamiento y la fiabilidad de los relojes Patek Philippe, siempre sin perder su esencia y su tradición de relojería ginebrina.

En esta nueva etapa se hace patente el esfuerzo de Patek para que el otro factor determinante de un reloj, su diseño, esté al mismo nivel de personalidad y perfección estética que el mecanismo que encierra.

En los elementos externos del reloj, especialmente en las cajas, es donde se hacen más patente los cambios. Mediante nuevos diseños más originales y con decoraciones complejas, la práctica totalidad de las novedades que ha presentado Patek en los últimos años aportan un grado de exquisitez y personalidad en sus cajas nunca vista con anterioridad. La sobriedad ha dado paso a la sofisticación, siempre sin perder la elegancia intrínseca a cualquier reloj manufacturado por Patek Philippe.

Los factores demográficos tampoco pasan desapercibidos para Patek. La estética desenfadada de los nuevos Calatrava Pilot Travel Time o el Aquanaut Cronógrafo 5968A, son la mejor muestra del esfuerzo de Patek en atraer y satisfacer las preferencias estéticas del público más joven. Ellos serán los futuros apasionados y coleccionistas de Patek Philippe.

El año 2009 marcó un antes y un después en la historia de Patek Philippe y también del sector de la Alta Relojería. Fue el año en el que la legendaria firma ginebrina presentó el Sello Patek Philippe, un compromiso de calidad con sus clientes llevado al extremo.

“Alta Relojería” es un término que oímos con mucha frecuencia cuando se habla de relojes de precio elevado y se da por sentado que engloba a los que ofrecen al cliente un gran nivel de calidad. Pero, ¿dónde está la frontera? ¿dónde finaliza la relojería de buena calidad y empieza la “Alta Relojería”?. Es algo que nunca se ha definido. Nunca ha existido en el sector un consenso, o puede que ni un interés, para pactar parámetros objetivos que dictaminen si un reloj puede ser calificado o no de pieza de “Alta Relojería”.

Lo que sí ha existido desde hace muchas décadas son los denominados “sellos de calidad”. De entre ellos, probablemente el más famoso ha sido el “Poinçon de Genève”, un sello de calidad instaurado por la República del Cantón de Ginebra en 1886. Este sello fija una serie de parámetros mínimos, tanto de proveniencia como cualitativos, para que un reloj pudiera aspirar a él. Probablemente, el mayor valedor del “Poinçon de Genève” a lo largo de su historia ha sido Patek Philippe. La práctica totalidad de los relojes de la firma ginebrina ofrecían la garantía de este sello, lo que, dado el prestigio de Patek Philippe, también otorgaba solvencia y credibilidad al propio Poinçon.

Pero el tiempo transcurre, y llegó un momento en que los responsables de Patek Philippe consideraron que el Poinçon ginebrino debía evolucionar y elevar sus exigencias. Las conversaciones entre Patek Philippe y la dirección del Poinçon de Genève no llegaron a buen puerto y en el año 2009 la manufacture ginebrina decidió abandonar el histórico Poinçon e instaurar su propio certificado cualitativo. Nace el Sello Patek Philippe.

Este nuevo sello de calidad elaborado por Patek Philippe ha significado un punto de inflexión en la relojería de alto nivel, elevando enormemente el grado de exigencia en todos los apartados que tradicionalmente regulan todos los certificados de la relojería suiza. Además, también ha incluido una serie de parámetros que afectan a aspectos trascendentales de un reloj que nunca antes habían sido regulados o garantizados por los sellos de calidad relojeros. Todos los aspectos que regula el Sello Patek Philippe pueden incluirse en tres grandes apartados: calidad, cronometría y servicio.

El apartado cualitativo del Sello Patek Philippe determina el nivel mínimo de acabados que se deben aplicar a todos los componentes de un reloj Patek, tanto los externos como son la caja, la esfera o el brazalete, como los internos que conforman el movimiento que le da vida. El nivel de acabados en los componentes del movimiento no solo afecta a su buena estética sino que también resulta determinante para su eficiencia y fiabilidad. Un claro ejemplo es el principio físico que determina que la fricción reduce la energía. Por tanto, que los dientes de ruedas y piñones de un movimiento, por diminutos que sean, estén debidamente pulidos redunda en una menor fricción y consecuentemente en una mayor eficiencia energética. Tampoco se pueden obviar los beneficios en cuanto a fiabilidad que generan unos acabados de calidad ya que reducen drásticamente el riesgo de los daños que pueden producir las pequeñas partículas de metal que se pueden desprender de los componentes de un movimiento debido a la fricción que genera su funcionamiento.

La cronometría, que podemos definir como la precisión que ofrece un reloj, nunca había sido determinada ni regulada por ningún sello de calidad relojero. Las opciones históricas eran los observatorios astronómicos suizos que, a petición de la marca, analizaban la precisión de un reloj y otorgaban un certificado con las cifras obtenidas. Otra opción, más moderna, fue y es el COSC, siglas del “Contrôle officiel suisse des chronomètres”, fundado en el año 1973 en La Chaux-de-Fonds. Este control establece unos parámetros de medición y unos márgenes cronométricos que excluyen al movimiento relojero que no los cumple.

Con el Sello Patek Philippe, por primera vez un certificado de calidad relojera garantiza por sí mismo la precisión cronométrica de un reloj. Además, el Sello Patek Philippe se adentra en este terreno con unas exigencias que superan cualquier otro galardón o certificado. Su exigencia cronométrica determina que la variación media no puede superar los -3 +2 segundos de desviación en un periodo de 24 horas, el doble de precisión de la que garantiza el COSC. Otro aspecto fundamental que lo diferencia del COSC es que las pruebas se realizan con el reloj totalmente montado y no con el movimiento por separado y antes de montar en la caja. Esto es de gran importancia ya que el proceso de transporte y especialmente el de montaje, pueden afectar el ajuste del movimiento con lo que la fiabilidad de los datos cronométricos obtenidos antes de esta operación se ven seriamente comprometidos.

Finalmente, el Sello Patek Philippe garantiza formalmente algo que siempre ha hecho la firma ginebrina a lo largo de toda su historia: el compromiso de mantenimiento y de restauración de cualquier reloj salido de la manufactura Patek Philippe, independientemente de su antigüedad.

Aparte de la tranquilidad y satisfacción personal que esta garantía otorga al propietario de un reloj Patek Philippe, dicho compromiso es uno de los motivos de que los los relojes Patek mantengan e incluso incrementen su valor con el paso del tiempo. No es ninguna casualidad que de forma continuada los relojes Patek Philippe rompan todos los récords y sean los más valorados en las grandes subastas.

En definitiva, el sello Patek Philippe pone por escrito todas las exigencias cualitativas que hacen que un reloj salido de su manufactura sea un objeto precioso imperecedero, merecedor de ser custodiado generación tras generación.

Diez son los grandes valores que históricamente defiende Patek Philippe y que forman parte de sus genes. En su conjunto son los valores responsables de que los relojes Patek sean los más apreciados y valorados por los coleccionistas y apasionados de la Alta Relojería.

Ninguno de estos valores está totalmente desconectado de los demás. Forman entre ellos un hilo conductor cuya consecuencia final es el prestigio que desprende la marca Patek Philippe y todo lo que ella representa. Son valores que anhelan todas las marcas del mundo, independientemente de su tamaño o del sector en el que operen. Pero prácticamente ninguna posee el factor que los posibilita: la independencia.

Este conjunto de valores se pueden considerar de forma individual e independiente, pero adquieren todo su sentido cuando los agrupamos y cuando los analizamos en una secuencia lógica.

EL VALOR HISTÓRICO 

La Tradición: En el sector del lujo del más alto nivel hay un factor que comparten las marcas más prestigiosas del mundo; una historia dilatada. Sin historia no hay tradición y sin tradición no hay prestigio, una cualidad imprescindible en cualquier objeto valioso. Pero, además del factor emocional que otorga el prestigio, la tradición también otorga confianza y fiabilidad, cualidades de las que no puede prescindir un instrumento de precisión como es un reloj.

La historia de Patek Philippe, que se inicia en 1839 cuando Antoine Norbert de Patek y Jean-Adrien Philippe fundan la compañía, forma una parte inseparable de la tradición relojera ginebrina. Son casi dos siglos de tradición, una cifra de la que pocas empresas pueden presumir. Esta dilatada historia, profusamente documentada en numerosos libros, ha permitido a Patek Philippe acumular un patrimonio y un prestigio realmente únicos. El factor clave ha sido la capacidad y voluntad de la firma ginebrina de mantener sus valores a lo largo de la historia. Las manufacturas, los procesos y los relojes Patek Philippe han evolucionado y se han modernizado a lo largo del tiempo, pero siempre han mantenido su tradición y nunca han perdido su esencia.

LOS VALORES DEL PRODUCTO 

La finalidad última de Patek Philippe es ofrecer a sus clientes relojes perfectos. Una gran tradición no tendría ningún valor, ni probablemente sería posible, si el reloj no garantizara una serie de cualidades imprescindibles en un instrumento de precisión.

Calidad y perfección son para Patek Philippe como dogmas de una religión que roza el fanatismo. Observar en la Manufactura de Patek cualquiera de los cientos de procesos manuales necesarios para dar forma a sus relojes no deja lugar a dudas. Cada pieza debe ser perfecta y todos los técnicos y artesanos que en ella trabajan son partícipes de ello de forma obsesiva.

Un exhaustivo control de calidad sigue a cualquier fase del proceso productivo. Si no se cumplen las exigencias se desecha. El compromiso de Patek Philippe con la exigencia de calidad lo demuestra la creación del “Sello Patek Philippe”, una normativa cuyas exigencias superan cualquier otro galardón relojero. Es un sello que afecta tanto a la calidad de los acabados de sus componentes externos e internos como a las prestaciones técnicas y cronométricas del reloj.

La Estética es otro valor inseparable de cualquier pieza de Alta Relojería. En el sector del gran lujo, el diseño es un factor que a menudo se ve condicionado por las tendencias del momento, pero Patek Philippe siempre ha huido de ellas. Un reloj Patek Philippe no es un objeto sujeto a modas, una dependencia siempre perecedera. Su carácter histórico de elegancia y discreción siempre se ha impuesto a cualquier tendencia de mercado. Esta personalidad propia es uno de los grandes factores que permiten que un reloj Patek Philippe incremente su valor con el paso del tiempo.

La Innovación no es antagónica del clasicismo y Patek Philippe ejemplifica este principio de forma contundente. Su estética refinada se conjunta con unos movimientos a la vanguardia de la tecnología relojera. Su departamento “Advanced Research” no cesa de investigar y desarrollar nuevo materiales, así como esquemas mecánicos de vanguardia. El objetivo de este departamento avanzado de I+D es el mismo que hace 180 años; optimizar e innovar, una filosofía que ha originado más de 100 patentes registradas por Patek Philippe a lo largo de su historia.

El Servicio técnico es el que ofrece al propietario de un reloj la tranquilidad de que su preciado instrumento mantendrá intactas sus cualidades a lo largo del tiempo. Patek Philippe garantiza el mantenimiento, la reparación y si es necesario la restauración de cualquiera de los relojes que ha creado desde 1939. Si no se dispusiera de alguna pieza original de alguno de sus relojes más antiguos, Patek la fabricaría para mantener su autenticidad histórica. Para ello cuenta con un departamento cuya única finalidad es conservar la maquinaria y las herramientas antiguas, así como transmitir de generación en generación la técnica que permite manufacturar una pieza de forma idéntica a cuando fue creada, aunque hayan pasado más de 100 años.

El valor del Servicio, el de garantizar el mantenimiento la reparación y la restauración de cualquier reloj salido de su manufactura, es otro de los factores que contribuyen a la permanente revalorización de un reloj Patek Philippe.

LOS VALORES DEL PRESTIGIO 

Distinción, singularidad. Hay muchos valores que inciden en la distinción de un reloj, principalmente los que se refieren a la calidad y al diseño del producto. Por contra, la singularidad de un reloj es un concepto íntimamente ligado a su exclusividad, a su rareza.

De por sí, un reloj Patek Philippe ya es siempre limitado en su producción, un hecho que se acentúa de forma extrema en las grandes piezas. Salvo calendarios perpetuos, jamás veremos en un escaparate una Gran Complicación de Patek Philippe. Estos relojes altamente complicados cuentan con una demanda superior a la producción y por tanto su camino transcurre directamente del distribuidor al propietario final.

Otros dos factores que influyen en la singularidad de un reloj Patek Philippe son el hecho de que nunca se sabe cuantas unidades de una referencia determinada se han manufacturado y tampoco se sabe con anticipación cuando desaparecerá del catálogo regular.

El conjunto de todos estos factores origina que los relojes patek Philippe sean los más valorados, no solo por apasionados y coleccionistas sino por todas las personas que saben apreciar una obra de arte mecánica en miniatura.

Emoción. La emoción de poseer un Patek Philippe forma parte del aura que transmiten los relojes de la firma ginebrina. Adquirir un Patek es adquirir una obra de arte, cuyo valor no se limita a su coste monetario.

La emoción se hace aun más patente cuando se obsequia un reloj Patek. Una graduación, un matrimonio, un éxito profesional son acontecimientos que perdurarán en el tiempo asociados al reloj Patek Philippe que siempre los recordará.

Legado. No hay mejor manera de definir el Legado de un reloj Patek Philippe que su célebre slogan publicitario: “Nunca un Patek Philippe es del todo suyo. Suyo es el placer de custodiarlo hasta la siguiente generación” 

Se trata de un genial slogan que sin expresarlo textualmente lo dice todo: un reloj Patek Philippe es especial, es fiable, es valioso y no es perecedero, cualidades que obligan a cuidarlo como el objeto precioso que es y a transmitirlo de generación en generación.

Valor. El Valor de un reloj Patek Philippe es un concepto íntimamente ligado con el anterior de ser objeto de legado; es muy valioso. Todos los factores que convierten un reloj Patek en algo único, hacen que se mantenga su valor y que en muchos casos se incremente, incluso exponencialmente, con el paso del tiempo.

Las grande subastas son la prueba indiscutible del valor de un reloj y de una marca. Patek Philippe ostenta todos los récords de forma recurrente, incluido el de reloj por el cual se ha pagado más en la historia; el famoso “Graves”. Por ello, al igual que el oro, se puede afirmar que un reloj Patek Philippe es un “valor refugio”.

LAS DOS GRANDES CLAVES DE LOS VALORES DE PATEK PHILIPPE 

La Independencia de una empresa familiar 

Todo este conjunto de valores que preserva Patek Philippe serían imposibles sin una auténtica independencia empresarial. La independencia otorga el privilegio de diseñar y cumplir estrategias que no están sujetas a resultados financieros inmediatos.

Esta independencia, inusual en una empresa de gran tamaño como es Patek Philippe, tiene en su condición de empresa familiar la gran clave. Desde los hermanos Charles y Jean hasta el actual presidente Thierry, son ya cuatro las generaciones de la familia Stern al frente de Patek Philippe. Ningún accionista externo condiciona las decisiones de la familia Stern, una saga que tiene por lema no escrito preservar ante todo los valores que forman parte de sus genes históricos.

El Patek Philippe Museum de Ginebra es un caso excepcional. No es tan solo el indiscutible referente en museos dedicados a la relojería sino que además se puede considerar una de esas selectas exposiciones permanentes a nivel mundial, todas las artes incluidas, que deben visitarse por lo menos una vez en la vida.

Este excepcional museo nace en el año 2001 a partir de la colección particular de relojes antiguos pertenecientes a Philippe Stern, actual Presidente Honorario de Patek Philippe. La idea de exponer su colección en un museo y el hecho de que además de relojes manufacturados por Patek Philippe albergue también piezas que ilustran toda la historia de la relojería, demuestra que para la familia Stern los relojes son mucho más que un negocio y representan ante todo una auténtica pasión por sus orígenes, su historia y su legado.

El Patek Philippe Museum ocupa todo un edificio Art Déco de cuatro plantas ubicado en el número 7 de la Rue des Vieux-Grenadiers, en pleno barrio de Plainpalais ginebrino. El museo ofrece multitud de opciones de visitas, ya sean individuales, en grupos e incluso temáticas, donde los expertos guías nos transportarán a través de siglos de historia relojera. Las visitas privadas se pueden concertar en ocho idiomas distintos.

El recorrido, plenamente estructurado, se inicia en la recepción para seguidamente pasar al Auditorium donde se proyecta un film que sirve de introducción a la relojería y al universo Patek Philippe, lo que nos prepara para todo lo que veremos en las tres plantas superiores. En esta misma planta se recrea el ambiente y la atmósfera de las antiguas manufacturas ginebrinas. Las mesas de trabajo, la maquinaria y los instrumentos de época que la decoran nos permiten tener una mayor y mejor comprensión de las diversas tareas que implicaba la elaboración de relojes, muchas de las cuales se siguen realizando en la actualidad con el mismo grado de manualidad.

A continuación iniciamos la visita propiamente dicha, que se realiza de forma descendente, de arriba hacia abajo. Para ello tomamos el ascensor que nos traslada a la cuarta planta donde, ademas de los archivos Patek Philippe, encontramos uno de los grandes tesoros de este museo; su impresionante biblioteca histórica. En ella se alojan más de 8.000 títulos dedicados al estudio del tiempo, a la astronomía y por supuesto a la relojería. Entre los autores encontraremos auténticas nombres de leyenda, personajes determinantes en la evolución de la cultura y del conocimiento humano, tanto a nivel filosófico como científico y técnico. La librería no es una sección que se muestre en detalle, pero vale la pena dedicarle un buen tiempo, aunque solo sea para leer los títulos y los autores en los lomos de los libros, así como la fecha de su edición, que en muchos casos se remonta varios siglos atrás.

Descendemos a la segunda planta, que alberga la denominada “Colección Antigua”, donde encontraremos los relojes que ilustran los inicios y la historia de la relojería portátil, desde el siglo XVI, concretamente 1530, hasta el año 1850. En ella podremos admirar guardatiempos de todos los orígenes y manufacturas europeas, principalmente germanos, franceses, ingleses y por supuesto suizos. Esta sala alberga auténticas joyas de la relojería que resultaría imposible enumerar en un artículo que no sea realmente una bibliografía del Museo. Podríamos destacar muchos de estos relojes, como por ejemplo el considerado primer reloj portátil de la historia, pero hay que prestar una especial atención a los manufacturados para y por encargo de miembros de la realeza y los cientos de piezas decoradas con esmaltes de todo tipo, una técnica artística ligada históricamente a la ciudad de Ginebra y a la propia Patek Philippe.

La visita al Patek Philippe Museum finaliza en la primera planta, plenamente dedicada a los relojes manufacturados por Patek Philippe. Cronológicamente esta exposición se inicia con las primeras piezas de 1839, año en que Antoni Patek fundó Patek, Czapek & Cie con su compatriota polaco François Czapek. Esta sección se puede calificar como un testimonio vivo de toda la historia de Patek Philippe, de sus invenciones, de las complicaciones y de las patentes que esta histórica manufactura ginebrina nos ha regalado durante más de 175 años. Esta primera planta del museo es el único lugar del mundo donde podemos admirar muchos de los numerosos relojes Patek Philippe que merecen el calificativo de legendarios. Un de los muchos ejemplos de ello es el prototipo del impresionante reloj de bolsillo “Calibre 89”, creado por Patek Philippe en 1989 para celebrar el 150 aniversario de su fundación, que con sus 33 complicaciones fue declarado el reloj más complicado del mundo.

En el año 2013, Patek Philippe presentó una obra escrita que representa la culminación del esfuerzo de muchos años. Se trata del catálogo del Patek Philippe Museum, presentado en dos volúmenes, que se ha convertido en todo un referente de la bibliografía Patek Philippe y un imprescindible en la biblioteca de cualquier aficionado a la relojería. En esta monumental obra se plasman, mediante más de 1.000 ejemplos, la enorme colección de relojes que albergan las diversas plantas del Patek Philippe Museum. Son un total de 928 páginas impresas en papel de máxima calidad para un total de casi 11 kilogramos de peso, un dato que dice mucho de la importancia de esta obra y del museo que cataloga.

El Patek Philippe Museum se puede definir como un auténtico testimonio viviente de más de 500 años de historia de relojería portátil europea y de lo que ello ha representado en la evolución de la cultura y la sociedad. Este impresionante museo, creado gracias al legado de más de 40 años de colección de Philippe Stern, es una cita imprescindible si tenemos la oportunidad de visitar Ginebra. Nos convertiremos en una de las más de 50.000 personas que lo admiran cada año.

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